Paseando por mi ciudad estos últimos días, me he dado cuenta de la cantidad de personas que piden limosna en las calles y avenidas, especialmente los semáforos. ¿Qué motiva que las personas deban pedir en la calle? Por supuesto que la precaria situación económica en que se encuentran. Muchos de ellos han sido abandonados por su familia y no tienen dónde pasar la noche. Al no tener vivienda, les es difícil pedir trabajo. Sin casa ni trabajo, no tienen dinero y en esta sociedad, quien no tiene dinero, no come.
Aunque existen muchos grupos y sociedades que les ayudan, estos son aún pocos para la cantidad de personas en la calle. Pero he conocido casos en que estas personas sí tienen casa y sí tienen familia. Algunos de ellos utilizan ese dinero para consumo personal de sustancias.
Pero lo interesante del asunto es: Si tantas personas van a ganarse la vida de esa manera, debe haber una buena motivación. Dicen que la mejor motivación de la conducta humana es la necesidad, pero yo diría que la codicia también lo es. Para eso, las matemáticas.
Un trabajador promedio, de sueldo mínimo, digamos que gana BsF. 1000 al mes. Eso harían
Una persona que trabaja en la calle, se para en un semáforo. Digamos que logra sacarle una moneda (BsF 1,00) cada vez que se detienen los autos en luz roja, algo así de una vez por minuto, hablando de promedio, porque algunas personas le dan varias monedas. Si cada minuto se gana BsF. 1,00; estariamos hablando de BsF. 60,00 por hora. Si sólo labora media jornada, de 8:00 a 10:00 y de 4:00 a 6:00 diríamos que al día este pobre hombre se gana BsF. 240,00 al día. Si sólo se mueve de lunes a viernes (porque sábado y domingo es para descansar) a la semana obtendría la nada despreciable suma de BsF. 1.200,00 juntando al mes tan sólo BsF. 4.800,00.
Sólo comparación numérica matemática: Un trabajador honrado, común y promedio, se gana BsF. 1.000,00 al mes, en comparación a un indigente, sin techo, harapiento y necesitado, la piche suma de BsF. 4.800,00 el mismo tiempo.
Ahora comprendo más aquella frase que dice: “Bienaventurados los pobres, porque de ellos será el reino de los cielos”. ¡Así cualquiera vive en el cielo! Un venezolano promedio con ese sueldo, no es que viviría en las nubes, pero al menos sí lo haría cómodo. Esa suma es casi el doble de mi sueldo actual como diseñador y lo que gano a duras penas me permite estar relativamente bien, necesidades básicas cubiertas y uno que otro caprichito.
Conclusión: La profesión que mejor paga es ser limosnero.
Punto en contra: Si todos somos limosneros… ¿A quien le pedimos?
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