jueves, 28 de octubre de 2010

¿Quien eres?

A esta pregunta una persona común podría contestar con su nombre. No, así es como te llaman (porque ni siquiera lo escogimos nosotros), ¿Quién eres? Tal vez conteste con su profesión. Pues tampoco, eso es a lo que te dedicas. ¿Quién eres? Tal vez podría decir hombre o mujer. Pero tampoco, eso es simplemente su género. ¿Quién eres?

Ante este tipo de “acoso” la persona saca a relucir quien verdaderamente es. El intelectual empezará a describir un montón de cosas, tal vez decir ciertas cuestiones filosóficas cargadas de profundidad mística… sin embargo, el sabio guardaría silencio.

Y es que lo que somos realmente nada tiene que ver con lo que pensemos que somos, no. Lo que somos realmente no tiene que ver con lo que digamos, nada de eso. Somos lo que hacemos. Tan simple como eso. Somos lo que hacemos.

Por eso, luego de la pregunta anterior, podemos evidenciar realmente quién es la persona. No por la respuesta sino por su comportamiento.

Lamentablemente hemos conocido personas muy místicas, muy letradas, muy trascendidas que en un momento dado cuando se les lleva la contraria (en ocasiones con toda la intención del mundo, mea culpa) estallan, relinchan, explotan cual persona común, bárbara e irracional. Entonces, la persona no es lo que dice o presume ser, es simplemente una persona común con muchas cosas en la cabeza. Por ello, dice más de nosotros un gesto, una mirada o una palabra, más que el contenido en sí de lo que digamos. Hay tanto delito cuando se calla cuando se debe hablar que hablar cuando se debe callar.

Una persona cualquiera puede presumir demasiado en algo, pero en el momento menos pensado se le ven sus costuras. Por ello, cuando una persona habla demasiado, en realidad está diciendo más de sí de lo que cree. No es cuestión de fingir a los demás o mantener una apariencia. Para aquellos que son diestros en entender el comportamiento humano no se le escapará nada.

Por ello, cuando te pregunten ¿quién eres? cualquier cosa que hagas lo dirá antes que tus palabras. Compórtate como quieres ser, de nada sirve que digas lo que quieras si con tus hechos no lo demuestras.

viernes, 8 de octubre de 2010

Yo soy salvo, lamento que tu no lo seas

El título no es por algo que yo he dicho, sino por la posición de una persona que me contacta. Esta mañana mientras estaba en mi trabajo, suena mi teléfono celular con un mensaje vía SMS. Dice lo siguiente:

“La verdadera Gnosis que un ser humano llegar a conocer es el temor reverente a Dios creador de los cielos y la tierra. Lo invito a conocerlo. José González”

En primera instancia mi extrañeza. Reflexiono unos segundos y caigo en cuenta que alguna persona de sendas cristianas habrá visto mi número en una publicidad sobre conferencias de Gnosis (la cual en ocasiones doy). Extrañado por el mensaje, decido contestarle muy cortésmente:

“Lo conozco, gracias. Lo que es realmente Dios está más allá de la interpretación caprichosa de un libro. No es lo mismo temer que respetar. El ciego teme, el sabio respeta porque conoce los límites que posee y reconoce el poder de la divinidad. Que reciba la comprensión para que despierte y se libere. Gracias. Buen día”

Reconozco que fui algo duro en mi respuesta, pues cada quien es libre de pensar lo que quiera. Sin embargo lo hago en respuesta a la actitud que tuvo en su primer mensaje, como diciendo que uno no sabe lo que dice y que al andar en caminos errados, se pierde de conocer la verdadera gnosis. Una persona que nada sabe de gnosis hablándole a alguien que hasta clases de ella da. En relación a mi última frase “reciba la comprensión para que despierte y se libere” lo decía porque en ocasiones la persona asume una actitud equivocada y empieza a creerse más que los demás, por lo tanto de manera arrogante empieza a dar consejos a los demás sin que ellos se lo pidan siquiera. Lo de liberarse se relaciona a eso: dejar de lado esas actitudes y no enredarse la vida con problemas de ese tipo. En fin. A los pocos minutos manda una respuesta:

“Buenos días que nuestro Magnífico JEHOVÁ Dios le bendiga con un día hermoso y muy cerca de la realidad ruego por que así sea amén. Salud y Paz. José González”

Es un mensaje que tomo con agrado, pues me manda por medio de su Dios bendiciones que para nadie cae mal. Además pide por mí para que me mantenga cerca de la realidad. ¡Amén también!

Como no contesté más nada porque consideré que el intercambio había finalizado, sale con esto:

“Cómo lamento que usted sea mudo, sordo y ciego respecto a la palabra de DIOS ESCRITA LA BIBLIA. José González”

Vuelve la burra al trigo, como decían en mi pueblo. ¿Por qué la gente no puede quedarse simplemente en paz? Al no tener reacción de discordia de mi parte, suelta lo que realmente sentía. Es decir, el mensaje anterior (de bendiciones) no fue sincero. Una lástima. Para cerrar el punto, contesto con otro SMS:

“Gracias. ¿No le parece que su actitud está en contra de sus creencias? ‘Predicad el evangelio y curar enfermos’, para nada es ’Hacer proselitismo e insultar a quien no le interesa’. Dios es Amor, no fanatismo. Si usted es salvo no pierda tiempo con los que no. A mí me falta mucho aún. Que su Dios le ilumine. Buen día”

¡Pero qué descaro! Decía yo. Otra lamentable muestra de autosuficiencia. ¿Donde queda la humildad expuesta por Jesús? Fue humilde, sin duda, lástima que quienes le siguen en ocasiones caigan en la horrible soberbia de creerse lo que no son. Yo sé cuál es mi camino y en mi estado actual, sé con certeza que me falta mucho para alcanzar eso que llaman “salvación”. Si la persona se siente salva ¿por qué fastidia a los que no? Si al menos le ayudara, no, solamente les critica.

Como no le debo nada, acá les dejo su número de celular para quien quiera recibir su palabra o darle paganas bendiciones: +58 416 7413256

Pd. Mis respetos a la comunidad cristiana. Lamentable que algunos engreídos de sus filas sigan dañando lo que le Venerable entregara hace casi 2000 años.